Datos personales

Mi foto
Nací de un torbellino en el que volaban unos perros, unos leones, diez mil budas, tres selvas, una cascada, cientos de esfinges, un mago, una chamana, un gusano, una mariposa y una libélula, mil significantes y un significado, lo real, lo simbólico y Jerusalén. Y como el viento que arrancó las hojas rojas, verdes y azules del guanaco para crear al sagrado pájaro quetzal, quiso el torbellino que despertara el cuerpo y danzara la mente para ver nacer el mito.

lunes, 30 de marzo de 2015

Agua o Tinta

-       Soñé que era agua. Fui agua. Me deslizaba por ti mientras caía. Soñé que me colaba en ti, que me abrazabas. Soñé incluso que me bebías.

Soñé que engalanaba, como un traje, tus sueños, rodando por tu piel, sintiendo tus anhelos. Soñé que me acariciabas y luego me cubrías. Soné, entonces, que desaparecía.

-       No quiero que seas agua, sino tinta. ¿Cómo, si no, podría escribirte? ¿Cómo mirarte? ¿Cómo describirte? Quiero sentirte mientras fluyes por mi pluma oxidada.

-       Cuando me escribes me siento limitado. Concreto, preciso y finalmente encerrado en tus suaves trazos. Fuera de ti. Alejado. A solo un paso de ser olvidado. Sobre un viejo papel abandonado.

-       Nunca me olvido de ti.

-       A veces sí.

-       ¿Por qué dices eso?

-       Lo sabes. Sale de ti.

-       Claro, todo lo que dices sale de mí. ¿Cómo podría entonces olvidarme de mí?

-       Lo haces.

-       No.

-       Sí.

-       A veces olvido sentir, crear, sonreír, a veces desaparezco y entonces vuelvo a ti. No quiero que seas agua, sino tinta. No quiero perderme, quédate aquí.

-       Eres tú quien ha de ser escrita. Esparcida en una sábana inmaculada. Como arena de colores, de un envase de cristal liberada para subirse al viento, y volar por la ventana.

-       Eso me gustaría, a veces sueño que soy arena. Que mis células forman dunas, que se elevan formando una enorme cuna que te espera.

-       No me esperes, yo siempre estoy aquí.

-       No es verdad.

-       Lo es.

-       No.

-       Sí.

-       A veces pienso que te has ido, y no sé cómo podré vivir sin ti.

-       No me voy. Si no me encuentras no me buscas lo suficiente.

-       O tal vez te has ido como el agua entre mis dedos, simplemente.

-       Sí. Quise ser agua.

-       Y fuiste torrente.

-       ¿Por qué no me escribes en el mar, pues, o en la lluvia? Quise ser gotas de amor sobre tu frente.

-       Porque si eres agua, no podré tenerte.

-       Amar no es tener.

-       ¿Qué es?

-       No sé.

-       Lo sabes.

-       No.

-       Sí.

-       Está bien. Pregunta a la noche, quizá te responda. O pregunta mejor a quien te escucha ahora.

-       ¿A quién?

-       ¿No los ves? Siguen tu relato queriendo entender. Están a tu lado, enfrente, callados… quizá sorprendidos de ser interpelados.

-       Está bien, lo haré. ¿Cuál era la pregunta?

-       No puedes tenerme, solo soñarme. A veces pensarme, y siempre invocarme. Aunque siempre estoy, no siempre puedes escucharme. Dices quererme, dices amarme y no me dejas en agua transmutarme. Temes perderme. Que, como el mar, pueda retirarme.

¿Qué soy para ti, pues?

-       Ellos no lo saben.

-       Lo saben.

-       No.

-       Sí.

-       Tal vez…

-       Puedo ser tinta esta vez.
-       Gracias. Por fin. No te vas a arrepentir. Escribiré tu gloria. La mejor de las historias. Escribiré algo grande, que quede en la memoria.

-       ¿Ya eres feliz?

-       No…. Es broma. Sí.

20150202 Surrealismo contenido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario