Una ventana sin cristales
abrigaba la calurosa habitación de invierno.
- Y esto, ¿para qué se supone que es?
- Es el cuarto de invierno. La caldera está fuera.
Los anteriores propietarios quitaron los cristales de la ventana para
beneficiarse del calor de la caldera en funcionamiento.
- Pero ahora tiene calefacción, ¿no? – Pregunté,
interrogándome, a la vez, a mí misma, sobre el sentido de aquellas preguntas.
- Sí. De suelo radiante.
Me quedé observando la extraña
distribución de aquel apartamento, resultado de decenas de reformas sin lógica
alguna entre ellas, una sobre otra, como en la mayoría de los pisos del centro.
- ¿Quieres ver algo más? Tengo otra visita en
cinco minutos.
Tenía mis ojos clavados en el
suelo. Sentí un nudo en la garganta. Nada había sido como esperaba.
- No gracias, creo que es suficiente. – contesté.
- Aquí tienes los planos, los pagos de la
comunidad, las fotos y toda la información de interés. Si tomas una decisión,
llámame para presentar una oferta al propietario.
- Y ¿ya está?
- Claro, a no ser que tengas alguna pregunta.
Por primera vez me miró a los
ojos, aquellos que recordaba chispeantes, alegres, mágicos, y que hoy se
mostraban fríos, distantes. Mantuve su mirada. Me acerqué a él.
- Mi pregunta es si vamos a continuar con esta
farsa. – dio un pequeño respingo hacia atrás, rechazando mi cercanía.
- Yo sólo hago mi trabajo. Llamaste a la agencia
para visitar este piso. Ya te lo he enseñado. Espero que mis servicios hayan
sido de tu agrado.
- Era la única forma de verte. Necesitaba verte.
¿Qué nos ha pasado?
Di de nuevo un paso hacia él,
extendí mis manos hacia las suyas. No se movió.
- No ha pasado nada, Ana. Tú tienes tu vida, tu
historia, no sé qué hacemos hablando aún.
- Pero ¡tú estás ahora en mi historia! – Mi voz
sonó desesperada, implorante. Soltó suavemente mis manos, recogió su carpeta, y
mirándome concluyó:
- Así es más ecológico.- besó mi mejilla y
susurró: - cuídate.
Así que todo fue en vano. Vacuo.
Vacío. Sin contenido. Sin utilidad. Inútil. Todo fue inútil. Como soplar al
viento. Como llorarle al agua. Como gritar a un sordo. Como caminar en
círculos. Volviendo al mismo lugar. Pero peor.
20140629 historia en tres comienzos
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